Muchas familias dejan de salir a comer fuera cuando llegan los niños, ya que, más que un momento de disfrute, parece una odisea. Uno de los principales inconvenientes es la falta oferta de platos pensada para niños.
Ir a comer fuera puede causar cierto rechazo en las familias por el miedo a molestar a los demás comensales. Por eso, si ofreces un menú infantil, este tipo de clientela se sentirá bien recibida en tu restaurante y estará mucho más a gusto que en otros establecimientos.
Además, les facilitas la logística familiar, ya que los adultos pueden disfrutar de comer sus platos favoritos sin tener que pedir a alguien que se quede con los niños.
Por supuesto, tener un apartado para niños en la carta de tu restaurante no implica que estos no puedan comer cualquier otro plato de los que ofreces. Sin embargo, simplificas a los padres la elección de lo que van a comer, ya que saben que pueden mirar directamente a la zona de la carta que está pensada específicamente para los más pequeños. Por lo tanto, con un menú infantil se agiliza el momento de escoger los platos, lo cual es positivo, porque los niños suelen impacientarse con la espera.
Olvídate del clásico menú infantil de macarrones, carne rebozada con patatas fritas, helado y refresco con gas para beber. Aunque sería un éxito asegurado de cara al niño, es probable que no lo fuera con respecto a los padres. Y está claro que tienes que conquistar a ambos.
Hoy en día, los padres están muy concienciados de la importancia de la alimentación para con sus hijos y tu restaurante les transmitirá confianza si ofreces opciones saludables para los niños. Se darán cuenta de que no es que pretendas solventar el «inconveniente» de los niños, sino que realmente te preocupas por el bienestar de sus hijos.
No es que los macarrones no sean una buena opción, sino que la clave está más bien en el equilibrio. Seguramente, has oído hablar del plato de Harvard, que nace de la Escuela de Salud Pública de Harvard y que consiste en un plato que combina hidratos, proteínas y verduras en su proporción justa. Por eso, si quieres ofrecer macarrones en tu menú infantil, busca combinarlo con un segundo plato más saludable como pollo a la plancha con patatas al horno, en lugar de fritas. En cuanto al postre, una macedonia o un sorbete sin azúcar serán alternativas óptimas.
Busca ideas divertidas
Piensa en ideas divertidas para que los niños reciban los platos con ganas. Por ejemplo, dispón la fruta con formas originales como una cara sonriente o pon una sombrillita en el vaso de agua. Solo es cuestión de dar rienda suelta a la imaginación para aprovechar los recursos que tienes a mano y presentarles los platos de una manera más apetitosa.
Tiempos de espera, un posible problema
El tiempo de espera puede suponer una dificultad a la hora de comer fuera con niños, ya que estos se suelen aburrir e impacientar. No obstante, se puede solucionar si buscamos la manera de distraerlos. Es más sencillo de lo que parece. Te damos un par de ideas para empezar:
Si tu restaurante tiene manteles individuales de papel, puedes encargar hacer algunos con juegos como sopas de letras, laberintos o dibujos para colorear. O quizás también puedes llevarlo a la mesa cuando vayas a dejar la carta. De este modo, se divertirán y no se les hará larga la espera hasta que llegue la comida.
Es habitual que los niños terminen de comer antes de lo deseado, ya que los adultos tendemos a alargar la sobremesa. Para que ese tiempo tampoco les parezca una eternidad, puedes ofrecer algún pequeño obsequio con el postre infantil para que jueguen un rato, como una figura de un animal. Si lo compras al por mayor, no te será muy costoso y será un detalle con el que te ganarás tanto a los padres como a los niños.
Últimamente, se ha visto en las redes una cierta tendencia a rechazar los menús infantiles de los restaurantes. Se basan en la idea de que los niños tienen que comer lo mismo que los adultos. No es que les falte razón. Sin embargo, creemos que hay matices que echan por tierra esta idea.
- En primer lugar, las cartas de los restaurantes están pensadas para adultos, por lo que, en su composición, no tienen especialmente en cuenta que los platos sean equilibrados. En edad de crecimiento, es importante que un plato tenga la proporción perfecta de hidratos, proteínas y verduras, tal y como ya hemos comentado.
- Los niños no suelen comer la misma cantidad que los adultos, por lo que servir el mismo plato a un niño que a un adulto sería un desperdicio de comida. Además, puede llegar a frustrarlo al ver que no es capaz de terminárselo por más que lo intente.
- Por mucho que el objetivo idóneo sea que los niños acaben comiendo lo mismo que los adultos, hay un proceso inevitable de habituar el paladar del niño a los distintos sabores. A menudo, rechazan los sabores nuevos y necesitan tiempo para que acaben disfrutando de estos.
Redactora de contenido interesada en temas tan dispares como la cocina, las nuevas tecnologías, la naturaleza o las culturas. Trabajando en Pepebar, feliz de poder aportar mi experiencia a esta gran empresa, que vela por el bienestar tanto de los clientes como de los empleados y que ofrece siempre productos de calidad.